Las calderas de vapor son equipos que generan vapor a una cierta presión a partir de agua mediante la transferencia de calor desde una fuente de combustión. Este vapor se utiliza para diversos fines industriales, como calefacción, procesos químicos, generación de energía eléctrica, etc.

 

Sin embargo, el funcionamiento óptimo de las calderas de vapor depende en gran medida de la calidad del agua con la que se alimenta al sistema y del tratamiento que se le da a esta dentro de la caldera. Si no se eliminan adecuadamente las impurezas o sustancias disueltas, se pueden producir fenómenos indeseables como la formación de espuma, incrustaciones o corrosión.

 

Otro de estos fenómenos indeseables es el arrastre, que consiste en la salida de agua en estado líquido del interior de la caldera junto al vapor generado. Dicho arrastre puede tener dos orígenes: mecánico o químico.

 

El arrastre mecánico puede deberse a factores como la instalación de una caldera más pequeña de lo que necesita el sistema, el nivel excesivo de agua en el interior, trabajar a presión baja o variable o cambios bruscos en la demanda de vapor. Estos factores provocan que el agua escape junto con el vapor hacia los equipos que lo consumen.

 

El arrastre químico puede deberse a un exceso de concentración de sales, alcalinidad excesiva o presencia de aceites y grasas. La espuma no la detecta los nivostatos y, por lo tanto, el sistema de control “cree” que hay menos agua que la que realmente hay. En consecuencia, sube el nivel de agua líquida y cuando se produce la demanda de vapor este va acompañado por gotas de agua produciéndose el arrastre.

 

Los efectos del arrastre son negativos para los equipos y procesos que utilizan el vapor. Puede causar:

 

  • Incrustaciones en las superficies internas de las tuberías y los equipos, lo que reduce su eficiencia térmica y aumenta el riesgo de corrosión y obstrucción.
  • Contaminación del producto final o alteración de las propiedades físicas o químicas del proceso donde se emplea el vapor.
  • Corrosión mecánica o erosión debido a las gotas de agua arrastradas.
  • Pérdidas económicas por mayor consumo de combustible, mantenimiento correctivo y paradas no programadas.

 

Si crees que en tu instalación hay un efecto que podrían ser arrastres y quieres que te ayudemos a solucionarlo, no lo dudes:

 

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