Hoy he realizado mi primera limpieza de calderas en frío de toda mi carrera. En otras ocasiones he realizado limpiezas químicas pero en casa del cliente, con la posibilidad de poner en marcha el quemador y realizarla de forma más efectiva. En esta ocasión debía hacer el tratamiento a una caldera de 2.000 kg/h de producción de vapor que había sido desmontada y se encontraba en casa de la calderería para sanearla y devolvérsela al cliente.

 

Antes de la limpieza nos encontramos con este estado:

 

 

Tras la limpieza química realizada (que llevó 6 horas de trabajo y 12 horas de reposo dejando reaccionar al producto) el estado de la caldera es:

 

 

Conclusión:

 

Pese a que, en esta ocasión, hayamos podido sanear la caldera, no olvidemos que un buen tratamiento del agua de aporte a las calderas de vapor nos va a ahorrar este tratamiento, que al propietario de la caldera le ha supuesto:

 

  • Un coste adicional al coste del tratamiento
  • Prescindir durante prácticamente un mes de su caldera
  • Incertidumbre de saber si va a recuperar la caldera o tendrá que comprar una nueva.

 

Si queremos evitar esto la solución es sencilla. Hay que contratar empresas solventes en el tratamiento de calderas que no nos vendan únicamente producto sino que nos ofrezcan asesoramiento y soluciones ante cualquier desviación de los parámetros analíticos y que sientan la caldera como algo suyo.